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Primeras vacaciones a Tarva

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Respiró hondo y suspiró. Al abrir sus ojos la pared de al frente le cortó la visión que tenia. Tras sus ojos estaban los largos parámetros que recorrió antes de llegar ahí. Algo en su interior le decía que no podía quedarse sentado toda esa semana. Dirigió sus ojos a su mascota, ambos estaban sentados en su cuarto mirando tranquilamente a la nada; al menos es lo que hacia Donatien porque Rozzen jugaba con un pobre e indefenso ratón que había tenido la desdicha de pasar por donde ellos se encontraban.

-Ro… ¿Vamos de viaje?-

-Pensé que nunca lo pedirías.-

Tarva era un lugar sumamente interesante. Cuando había llegado lo habían tratado con bastante amabilidad. No había dicho que era un guardián. No lo necesitaba. Rozzen caminaba a su costado orgullosa como solo una felina como ella podía llegar a ser. Sus ojos amarillentos se habían posado en un extraño can que rondaba el lugar gruñéndole ferozmente. Se las tenía agarradas con él. Esperaba a que un día Donatien no se fijara y mataría a esa bestia canina subdesarrollada. Desde hacía un día se hospedaba donde un viejo herrero a quien le habían prometido ayudar con sus espadas si él les dejaba usar el taller para fabricar más flechas. Ahora Felina y humano se encontraban dentro.

Los golpes del martillo resonaron otra vez ante el siguiente golpe. Donatien no dejó que el calor lo amedrentase. Finas gotas de sudor se deslizaban por su pecho desnudo perdiéndose en la cinturilla de su pantalón. Volvió a alzar el martillo y golpeó con fuerza la varilla que moldeaba. Poco a poco la flecha tomaba forma. Una vez más la metió en el fuego y la sacó. Rozzen se recostó en la puerta de la herrería. Hasta donde estaba no llegaba el sofocante calor al que su humano estaba sometido.

-¿Tenias que hacer esto hoy? Digo, Me prometiste ir de cacería o a probar tus nuevas habilidades, no a encerrarnos en otro lugar a verte medio desnudo y mojado. Para eso nos habríamos quedado en Arcania y te habría visto en la ducha.- Donatien se quitó el sudor de la frente con un movimiento de su brazo. Miró a su querida felina con una mezcla de incredulidad y sorpresa. Luego observó su carcaj de flechas, estaba lleno a la mitad. 

-Si quieres podemos ir un rato al bosque... pero nada de morder criaturas indefensas.- Rozzen terminó por asentir ante lo dicho por su humano. No le importaba no poder cazar, al menos alejaría al humano del trabajo con cosas calientes. Donatien caminó hasta una cubeta con agua y se la arrojó encima, refrescándose.

-El humano que tocó tu tatuaje... ¿no te hizo nada? -Rozzen miró a Donatien con mezcla de incredulidad. Acercándose a el dejó que él acariciara su cabeza y entre sus orejas. La gran felina se puso a ronronear satisfecha por el cariño. Donatien estaba absorto en sus pensamientos. Su tatuaje había palpitado, al igual que su corazón.

-Ro, quiero intentar algo... recuerdas lo que hice en la prueba, ¿lo de electrizar el suelo?- Donatien se arrodilló y puso su palma pegada a la tierra. Cerró los ojos y pudo sentirlo. En el suelo, muy por debajo, todo conectado con una corriente. -necesito que me digas hasta donde lega el impulso...- se concentró y dejó la electricidad correr por su brazo hasta el suelo.

Rozzen arrancó a correr. En pocos segundos había recorrido un gran tramo. Podía sentir aun las ondas del choque eléctrico. Once sancadas y y un poco más se detuvo. Desde ese punto las ondas no se sentían. Se sentó en el suelo y rugió con fuerza. Donatien levantó la mirada, sentándose en el suelo mirando a su familiar. Su familiar mirándolo. Rozzen comenzó a correr. Alargando sus lardas patas recorrió el espacio en pocos segundos y se lanzó sobre un desprevenido Donny mientras lo lamía.

-¡¡Cachorro!! ¡¡Cachorro!! Fueron once zancadas y media, ¡¡once!! -entre ronroneos comenzó a lamerle la cara. Sumamente emocionada. Donatien le permitió esa muestra de cariño entre risas. Sujetándola de su cuello para mantenerla lejos de su rostro la miró a los ojos.

-Ahora intentemos otra cosa- se colocó al lado de un árbol y presiono la palma contra el suelo. Los impulsos eléctricos generados por el árbol, cada una de sus terminales conectadas, podía...

-¡¡Cachorro!! ¡¡Cachorro!! Hay un pájaro, ¡¡¿puedo morderlo?!! Anda di que si, di que si- Toda la concentración que había logrado se des hizo al sentir a la enorme bestia empujándolo hacia el suelo en un intento de llamar su atención. Donatien miró a su felina desde el suelo algo enojado. Esa gata loca otra vez con sus cosas.

-Si logro electeocutarlo te lo puedes comer- logró murmurar aun bajo las zarpas de su pesada felina. Quien lo presionaba contra el suelo en un intento de lograr alcanzar al ave. Rozzen miró a Donatien agitando sus orejitas peludas. Dudando si su humano cumpliría su palabra se apartó de el. Donatien le sonrió, agradecido de poner sentarse y no estar echado en el suelo. Colocó sus palmas en el tronco del árbol y volvió a sentir el impulso que sus manos dejaron escapar. Una corriente trepó por el árbol sin hacerle daño. El pájaro que estaba en su rama cayó botando sangre por la nariz, completamente electrocutado. Donatien observó con fascinación sus manos y sonrió. Rápidamente se levantó y se alejó de allí unos metros, no quería ver a su felina comiéndose al ave.


En la plaza central del pequeño poblado se celebraba una fiesta. Donatien y Rozzen ya se iban de allí cuando pasaron. Todos escuchaban canciones muy tranquilas. Un grupo de niñitos estaba sentado en una fuente mirando el agua moverse. Donatien supo que esto no se podía quedar así. Cogió de entre las cosas que guardaba Rozzen un instrumento. Era una extraña pieza labrada con cuerdas y una varilla que llamaban arco. Se acercó hasta donde los niños jugaban y les dijo que se tomaran de los brazos , giraran, saltaran y aplaudieran a ritmo de la música.
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Donatien dejó que el arco se deslizara por las cuerdas de metal, creando primero una tonada tranquila que al instante pasó a ser alegre. Los niños sonrieron, comenzando la improvisada danza al ver como todos se sentían atraídos por la extraña música. Pronto todos bailaban y saltaban, aplaudiendo y cambiando de pareja en los giros. Todos reian, encantados por la música de ese extraño. Donatien lucia serio. Era su expresión cada vez que tocaba el violín, a pesar de ser la música sumamente alegre él lucia pensativo.

Pronto la canción termino y le siguió otra y otra. Para el final del día Donatien se despidió de todos mientras partían hacia Arcania completamente cansado. Tocar el violín lo relajaba y agotaba. Ahora Rozzen lo miraba con la curiosidad plasmada en los ojos de la felina. El lo había aprendido para tocarle a su madre todos los días. Ella se había enojado bastante cuando se enteró que el se iría de viaje.</i>

-Anda, dilo, se que quieres.-

-
Dijiste que no volverías a tocarlo.-

-No puedo, sabes que me encanta se sonido.-

-¿Lo tocaras en Arcania? Les parecerá tan raro como acá.-

-Tal vez lo toque en la ciudad del pacto... si me lo pide la única y hermosa felina que siempre estará en mi corazón estaré obligado a tocarlo.-

-¿Puedo morderte? Hablas ridículo.-

-No.- Saliendo de los limites de la ciudad un perro permanecía adolorido en el suelo con claros signos de lucha. Donatien no se fijó en el pero Rozzen se sintió feliz de ver a su presa alejarse asustado.
Las primeras vacaciones de Donatien :heart: mijo ya esta grandote~

Y Ro sometiendo canes obligandolos a otorgarle su miedo :3

Eso!
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Comments4
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Reigkye's avatar
¡¡Misión revisada y validada!!

Jajajajajaja me encanta Ro xD Hacen una pareja muy graciosa, pena que ya vea a los espectros porque la prueba fue muy divertida xD

Te dejo un párrafo en el que se te fue el italics, creo ^^ Ale, ya puedes seguir con las misiones ;)

-¡¡Cachorro!! ¡¡Cachorro!! Hay un pájaro, ¡¡¿puedo morderlo?!! Anda di que si, di que si- Toda la concentración que había logrado se des hizo al sentir a la enorme bestia empujándolo hacia el suelo en un intento de llamar su atención. Donatien miró a su felina desde el suelo algo enojado. Esa gata loca otra vez con sus cosas.